El Salvador, Venezuela y Bolivia son los países de Latinoamérica con las edades mínimas de jubilación más bajas, cuyos sistemas previsionales siguen bajo análisis de su sostenibilidad y los beneficios a la población.
En el caso de Bolivia, la edad promedio para jubilarse es de 58 años, pero dependiendo del sistema en el que estén inscritos (donde han operado públicos y privados) pueden jubilarse a los 50 años. También se les dan prerrogativas a las mujeres que tienen hijos. La ley les permite reducirse un año de jubilación por cada hijo que tengan.
Incluso pueden jubilarse antes de los 50 años dependiendo de si sus aportaciones mensuales han sido suficientes. Los años mínimos de aportación son 10. Sin embargo el sistema adolece de muchas críticas, por las bajas pensiones que reciben los ciudadanos.
En Venezuela, el sistema previsional es administrado por el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales. El tiempo de cotización mínimo requerido es de 15 años, pero los empleados públicos tienen que cotizar 25 años. Sin embargo la devaluación de la moneda en ese país ha provocado que las pensiones sean insuficientes para la economía de los ciudadanos.
En el caso de El Salvador, la ley exige que todos los trabajadores coticen un mínimo de 25 años. Quienes no alcanzan ese periodo, se les devuelve su saldo ahorrado en un solo pago. En muchos casos, los trabajadores solo logran acumular cotizaciones de 12 a 15 años, lo que les da una pensión muy baja.